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VIVIR SIN MIEDO

Los municipios tienen un rol fundamental la prevención de la violencia y en la seguridad ciudadana

  A pesar de que la persecución criminal es patrimonio de la provincia (y en algunos casos de la Nación) y de que la Justicia responde a un poder independiente, las ciudades que han logrado bajar sustantivamente sus tasas de violencia y su pariente la criminalidad, lo hicieron con una participación decisiva de los gobiernos locales que desplegaron estrategias dirigidas a actuar simultáneamente sobre las causas y los efectos de todas las formas de vulneración de derechos y de violencia.

   La violencia es un fenómeno complejo que obedece a factores culturales, psicológicos, económicos y sociales, al que se agregan abuso de alcohol y otras sustancias.

  En la práctica, sólo los gobiernos municipales donde existe un compromiso político de largo plazo de lucha contra el crimen y la violencia, con una mirada multidimensional, y con capacidad institucional y recursos asignados específicamente han tenido éxito en ejecutar programas de seguridad ciudadana comprensivos.

El municipio y las causas de la violencia: la prevención social

      La violencia juvenil

   La carencia extrema de recursos económicos en contextos desfavorables donde existe tráfico de armas y redes de comercialización de drogas, expone a los jóvenes a situaciones de riesgo como adicciones, SIDA, violencia doméstica y social, etc.

    Los jóvenes buscan en las pandillas un sentido de pertenencia y un estilo de vida que les sirva de escape y protección en el duro ambiente en que se desenvuelven. Sin duda, la lucha contra la pobreza y la incorporación de políticas activas que promuevan la inclusión social de niños y jóvenes como la retención en las escuelas y la oferta de actividades como arte y deporte, son una de las principales acciones contra la violencia y el crimen, construyendo liderazgos juveniles diferentes, que eviten que los niños y jóvenes sean iniciados por adultos en el camino de la ilegalidad y que deslegitimen la violencia como modo de vínculo entre pares.

      La violencia de género

   La violencia criminal germina en el seno de las familias y las comunidades. Según las estadísticas criminales el 80% de las personas involucradas en delitos violentos provienen de hogares violentos y han sido víctima de maltrato y abuso, o espectador de la violencia en su familia.

    La violencia en el seno del hogar siempre involucra a los niños directa o indirectamente, y la transmisión de la violencia de una generación a otra y del hogar a la calle son razones indiscutibles para adoptar medidas orientadas a reducir la violencia doméstica cuando la meta última es reducir la violencia social.

    La violencia en la comunidad

   La pobreza no necesariamente causa violencia, sin embargo, produce sentimientos de frustración que asociados a otros desencadenantes pueden promover conductas violentas.

   Cuando la única forma aprendida de solución de conflictos es la violencia, sus efectos se trasladan a todas las actividades e instituciones incluyendo escuelas y servicios de salud.

   Pero lo más grave es que la violencia se convierte en la forma de resolver cualquier clase de conflicto comunitario entre sectores de un barrio, grupos de jóvenes, adquiere características de justicia por mano propia, y completa el circuito perverso de reproducción de otras formas de violencia.

   La prevención situacional

   La prevención situacional busca reducir las oportunidades para el ejercicio de la violencia haciendo que el crimen violento se haga más peligroso y difícil, o menos ventajoso para el agresor. Acciones puntuales, como poner obstáculos físicos, establecer controles de acceso, iluminar las calles, y acciones más comprensivas de diseño urbano y ambiental son respuestas pragmáticas para prevenir la violencia, ya que es más fácil modificar el medio ambiente físico que la conducta del agresor, con mejores resultados a corto plazo Mejorar el entramado urbano de los barrios más pobres es también una responsabilidad municipal. Estas acciones dependen casi exclusivamente de la voluntad política municipal.

 La policía comunitaria o de proximidad

   Los municipios tienen una información más directa e inmediata del mapa de la inseguridad y de los cambios que se producen en su territorio. Por esa razón, los sistemas de vigilancia y monitoreo son más efectivos conducidos por la gestión municipal.

    Lo mismo sucede con la policía comunitaria cuyo cometido está más vinculado a la prevención, la vigilancia, la intervención en formas de violencia pre delictuales, y la protección de derechos, actuando en forma articulada con la policía.

    De las llamadas de servicio que se reciben, sólo un 30 % está directamente relacionado a delitos, y el 70 % restante corresponde a llamadas por cuestiones sociales, de violencia o desorden familiar o vecinal situaciones que no requieren de una policía armada.

   La policía comunitaria busca el desarrollo de decisiones “a medida” de las problemáticas locales concretas y nuevas formas de abordar los problemas, generando alternativas diferentes a las tradicionales del arresto o el castigo valorando la disuasión y la mediación como herramientas

   La filosofía de resolución de problemas, desarrollada entre otros por Herman Goldstein creador de la “Policía orientada a problemas” ha dado lugar a la teoría de los “vidrios rotos” y la “tolerancia cero”, consideradas una de las bases de la policía comunitaria, que postula la existencia de una vinculación indisoluble entre el desorden y el delito y, por otro lado, la necesidad de “hacerse cargo” de los pequeños problemas para evitar que degeneren en problemas mayores. Contrariamente a lo que piensan muchos en Argentina, la idea de la “tolerancia cero” no postula que toda falta o infracción debe ser necesariamente sancionada, sino que, en toda falta o infracción, subyace un núcleo causal que se debe atender a fin de evitar el progreso de problemas mayores.

    Esta policía requiere de una formación específica para no reproducir los métodos que quiere combatir dentro de su accionar

 El modelo tigrense ¿si Tigre puede, porqué San Isidro no?

     Las palabras no alcanzan, y acciones aisladas tampoco.

   Se creó la Secretaría de Protección Ciudadana que articula todas las políticas municipales para avanzar en un modelo integral de protección de derechos y erradicación de todas las formas de violencia y asiste al Intendente en la planificación de políticas de seguridad pública, coordinando su ejecución con las autoridades provinciales y acciones organizativas y operativas de las fuerzas policiales de la Provincia, el sistema de defensa civil y de la actividad de las agencias de seguridad privada y los vecinos

    Para el desarrollo de la labor preventiva con tecnologías de última generación la Secretaría incluyó programas específicamente diseñados para la gestión de seguridad, integrados en un Sistema denominado “Alerta Tigre 2.0”, que articula y comunica a todo el sistema de prevención.

    El COT (Centro de Operaciones Tigre) monitorea con las cámaras durante las 24 hs. los lugares más álgidos del mapa de la inseguridad y se vincula en forma directa con la policía provincial, los bomberos y la emergencia médica

    La tecnología de las cámaras les permite acercar el foco al lugar de los hechos

    Los patrulleros tiene GPS incorporado que permite el monitoreo de la circulación de los vehículos policiales y, más recientemente un cámara que permite ver y grabar el accionar policial para evitar abusos

    Ha incorporado patrulleros a la flota policial y agentes que acompañan los móviles policiales aumentando considerablemente el patrullaje de las calles.

     Se repartieron 300 celulares a agentes comunitarios de los barrios más “calientes” con el objetivo de generar una línea directa frente a emergencias de cualquier tipo y reportar casos de violencia de género, maltrato infantil, etc.)

    También ha desarrollado acciones de prevención situacional como el aumento de alumbrado público y otras acciones de diseño urbano.

    En relación a la violencia de género, al maltrato y abuso infantil ha impulsado, además de las agencias municipales, la creación de la Comisaría de la Mujer y de una fiscalía temática. La Dirección de Género atiende los casos de violencia y la Dirección de Fortalecimiento Familiar los casos de abuso y maltrato infantil. El COT registra las llamadas de las mujeres en los casos graves de violencia y dispara la acción inmediata del dispositivo de apoyo, y lo mismo con el TE registrado de vecinas/os cuando el victimario rompe el radio de exclusión.

   Las escuelas y otras instituciones vulnerables cuentan con botones anti pánico que suenan en el COT.

   Se capacita a los agentes de salud, docentes y a la policía provincial para la detección temprana del maltrato y abuso infantil y la intervención en los casos de violencia familiar.

   La estrategia de de captación de jóvenes desescolarizados y /o en conflicto con la ley a través del arte y el deporte se despliega en los barrios con poblaciones vulnerables y comienzan a verse los resultados.

   Actualmente la gestión municipal reclama ante la gobernación la creación de un cuerpo de policía comunitaria.